Desde la época de la colonización, la iglesia adquirió un papel determinante para el desarrollo político y social del Perú, que mantiene hasta la actualidad. Esto queda en evidencia al conocer que el 77.9% de peruanos profesan el catolicismo (Vox Populi, 2017). Por ello, se entiende que gran parte de la población considere al concebido como un ser humano y que rechace cualquier derecho de la gestante que afecte su desarrollo (Romero, 2002). La influencia de la iglesia, también, se refleja en la legislación, ya que, según el artículo 119 del Código Penal peruano vigente, la única forma legal en la cual una mujer puede interrumpir su embarazo es si su vida se encuentra en riesgo, de lo contrario este acto se considera un delito y convierte a la mujer en criminal.